sábado, 27 de noviembre de 2010

Lo mas resaltante de la semana : El País


Confusiones y Realidades





Un mes después de la muerte de Néstor Kirchner, un debate apasionante se despliega en la Argentina. ¿Cambió el gobierno kirchnerista como resultado de la muerte del ex presidente? Ese cambio, ¿conduce a Cristina Kirchner a una moderación centrista cada vez mas diferenciada de la crispada versión que su marido tenia del país y de la política?

Una parte de la biblioteca dice que, muerto Néstor, ya nada será igual para Cristina. Soterradamente, y con el enorme respeto que exige todo luto, se apunta a que, quiéralo o no, lo sepa o no, la Presidenta levanta un vuelo propio que objetivamente era inviable en vida de su esposo.

Dan detalles de este supuesto cambio, empezando por la decisión de pagar el costo de regresar al Fondo Monetario Internacional para encarar el pago de la deuda atrasada con las naciones del Club de Paris. Es un trago amargo para el kirchnerismo que hizo de la diferenciación del Fondo un rasgo central de su personalidad.

El segundo dato que parece percibirse es un ánimo componedor y benévolo con los industriales de la UIA, a cuya reciente conferencia nacional fue la Presidenta en señal de paz y dialogo.

El poder del recientemente "refrescado" (cirugía estética mediante) Hugo Moyano parece perder posiciones en el ahora muy enigmático e inaccesible reducto presidencial.

En este ciclo de bonhomía, piedad y frases cordiales, con evidente renuncia a las rispideces que fueron durante años su marca registrada, Cristina Kirchner ha dejado para mejor momento una reforma financiera que la ponía de punta contra los bancos. El mismo destino corren el proyecto moyanista de obligar por ley a les empresa a repartir sus ganancias con su personal.

Éste es el paquete se dibuja, con mucha fuerza de voluntad y enorme subjetivismo, para describir el mentado "giro a la derecha" del Gobierno, una frase en si misma muy relativa, porque ¿es que acaso hasta el 28 de octubre la izquierda gobernaba la Argentina?

La otra mitad de la biblioteca entrega un panorama totalmente contrapuesto. El regalo de 500 pesos por cabeza y por una sola vez, para los jubilados que cobran la mínima, por de pronto, ratifica el sesgo absolutamente vertical de un gobierno que ama manejarse de manera discrecional. Con la jubilación mínima en 1.046 pesos mensuales, los retirados reciben un 57 por ciento menos de lo que sería el 82 por ciento del salario mínimo (1.840 pesos en enero de 2011).

Los 500 pesos achatan de manera escandalosa la ya deforme pirámide de retribución, en una masa de retirados integrada por un 85 por ciento de retribuciones mínimas. El esquema jubilatorio argentino ha ido derivando, así, hacia una especie de socialismo de cuarta categoría, donde cada vez más una creciente mayoría recibe poco, sin relación con lo que haya aportado en su vida activa.

A esa muestra de verticalismo (la Casa Rosada les "regala" 500 pesos a los jubilados para los festejos de Nochebuena), se suman otros fenómenos importantes.

Ante la catarata de revelaciones escandalosas sobre hechos de corrupción ocurridos en la órbita de la secretaria de Transporte y en la financiación de las campañas electorales del kirchnerismo, el Gobierno replica con un enervante y absoluto silencio. No tienen nada que decir, como si Ricardo Jaime y sus secuaces hubieran sido corsarios descontrolados que robaban solo para ellos.

Tras negar que habían viajado a Washington para pedir ayuda al FMI con el Club de París, los ministros Timerman y Boudou se dedicaron a negar todo, algo notable ante la evidencia de que la misión de Fondo es esperada en pocas semanas más.

Similar actitud se registra en el campo del delito. El feroz y sangriento intento de robo de un camión de caudales del Banco Provincia en Garín fue cometido por gángsters munidos de armas de guerra no habituales (fusiles FAL), pero sin embargo desde el Gobierno nacional el episodio (que costó la vida a dos policías fríamente asesinados) nadie dijo nada y desde La Plata el gobernador Daniel Scioli hablo más de la cuenta. Hasta el momento de redactarse esta columna, el episodio sigue impune.

Verticalismo ajeno a las leyes (¿por qué los 500 pesos para los jubilados no salieron de una ley del Congreso, integral y equitativa?), silencio y prescindencia ante las denuncias de escándalos de corrupción, y negación ante la gravedad de la escalada criminal, son algunos aspectos de lo que se observa en la realidad cotidiana y en los procedimientos que elige el Gobierno.

Nada de esto quiere decir que el cambio sea imposible. Podría especularse con que la inercia de los estilos y preferencias de Néstor Kirchner tardaran en desvanecerse en el oficialismo y que, por eso, se debe tenerle paciencia a la Presidente.

Es posible, pero la entrevista que dio el nuevo presidente de la agencia oficial Télam, Martín García, reverberó toda la semana por la gravísima cuota de autoritarismo y atraso que reveló.

¿Quiere la Presidenta una agencia de propaganda motorizada por "militantes"? Este oscuro operador en funciones jamás ejerció el periodismo profesional, pero piensa que en este oficio la única opción a ser militante ideológico como él, es ser un "mercenario" de inconfesables intereses?

En realidad, falta mucho para que el ¿nuevo? Gobierno de Cristina se diferencie del que ejerció junto a su marido. En la vida privada, procesar las perdidas es complejo, sin duda, y los lutos verdaderos nunca son fugaces. Pero aquí se trata de un entero país y entonces es mucho menor el margen que queda para no confundir deseos con realidad. 

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